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Inspección de Trabajo ha regularizado a 30.000 falsos autónomos en 2023

31/10/2023

El combate del Ministerio de Trabajo a la figura del falso autónomo continúa. Inspección ha regularizado de enero a septiembre a 29.899 trabajadores que sufrían este tipo de abuso laboral, por el cual un empleado que desempeña sus funciones como un contratado al uso está vinculado a la compañía como autónomo. Las empresas recurren a esta figura ilegal para ahorrarse costes en cotizaciones a la Seguridad Social, ya que la protección de los autónomos es menor. Según datos a los que ha tenido acceso EL PAÍS, el departamento que dirige en funciones Yolanda Díaz ha aflorado 88.074 falsos autónomos desde 2020, cifra que se eleva hasta 110.457 si se toma como referencia 2019, cuando el PSOE gobernaba en solitario.

Estas actuaciones de la Inspección de Trabajo repercuten positivamente en las cuentas de la Seguridad Social. El total recaudado en expedientes liquidatorios (cuotas adeudadas) asciende a a 323,93 millones de euros desde 2020, cifra alcanzada gracias a 41.992 actuaciones que han derivado en 45.791 infracciones. El año con más infracciones detectadas fue 2022, con 27.380, mientras que en 2023 han sido 14.363 hasta el noveno mes del año.

Los casi 30.000 falsos autónomos aflorados hasta septiembre —hasta junio fueron 17.500, pero el ministerio explica que ha habido un impulso importante en verano— pueden acabar convirtiendo a 2023 en el año con más regularizaciones desde que hay registros. El récord es 2022, cuando afloraron 38.779 empleos, un 313% más que el año anterior (cuando fueron unos 9.400 empleos). En 2020 se regularizó a 9.907 y en 2019, a 22.383. Estos datos representan una alza exponencial respecto a la etapa en el Gobierno de Mariano Rajoy: Inspección mejoró la situación para 1.574 falsos autónomos en 2015 (primer dato disponible), 1.103 en 2016 y 1.845 en 2017.

No ha trascendido el reparto por sectores de las regulaciones de falsos autónomos en 2023, pero de 2019 a 2022 se concentraron en el transporte y almacenamiento: 40.793 de los 80.468 empleos aflorados de 2019 a 2022 (el 50,7%) son de esta actividad. Para evitar este problema el Gobierno aprobó la ley rider, que obliga a las plataformas digitales a regularizar a sus repartidores. Pese a que la norma entró en vigor hace más de dos años, compañías como Glovo siguen recurriendo a la figura del falso autónomo. Así niegan la relación laboral con el trabajador, en favor de la que se han pronunciado los tribunales en múltiples ocasiones. Modelos como el de Glovo no son solo más baratos por las cotizaciones, también resultan menos caro porque cuando el rider no está repartiendo no cobra. En un modelo laboral, con horarios más o menos fijos, los periodos llamados “de ociosidad” sí se retribuyen.

Ante estas irregularidades, el Ejecutivo reformó el Código Penal para castigar con penas de prisión de hasta seis años la “contratación bajo fórmulas ajenas al contrato de trabajo” de manera reiterada. El ministerio incluso ha llegado a dar un ultimátum a Glovo, sin mencionarles directamente. En agosto, el secretario de Estado de Empleo dijo en EL PAÍS: “Hemos requerido formalmente a estas empresas que cumplan con la ley para que sean conscientes de que si no lo hacen, ya no es un problema solo de sanciones económicas, sino también un problema de sanciones penales. Esos requerimientos ya se han ido practicando en estas últimas semanas y una vez producidos y esperando cuál sea la respuesta de las empresas, si no hay una modificación de su comportamiento, naturalmente avisaremos a la Fiscalía y a la autoridad penal competente para que investigue por qué estas empresas no cumplen la ley”.

Más allá del transporte y el almacenamiento, el resto de falsos autónomos aflorados de 2019 a 2022 se reparte en un 12,8% en comercio al por mayor y al por menor y reparación de vehículos; un 10,9% en actividades administrativas y servicios auxiliares; un 6,7% en industria manufacturera; un 5,2% en información y comunicaciones; un 3,2% en educación; un 3,1% en actividades sanitarias y de servicios sociales; y un 2,2% en construcción.

Un falso autónomo es un trabajador dado de alta por cuenta ajena que, en realidad, desempeña sus funciones en condiciones parecidas a las de un asalariado. Hay escenarios en los que un empleado por cuenta propia puede trabajar casi en exclusiva para una sola compañía, el autónomo económicamente dependiente, pero lo hace con mecanismos de producción propios, sin horarios establecidos y no recibe órdenes directas sobre cómo desarrollar su trabajo.

Los expertos en la materia señalan que estas regularizaciones son un factor clave para entender el estancamiento del número total de trabajadores autónomos en España: en los dos últimos años el régimen autónomo ha crecido un 0,7% y el general un 8,8%. “Desde 2019 las campañas contra los falsos autónomos han sido muy intensas, muchos han salido de un plumazo. Antes Inspección no actuaba. Y, además, las empresas se lo piensan mucho más antes de recurrir a esta figura. Se están poniendo multas muy serias y se exige el pago de las cotizaciones”, explicaba recientemente a este periódico María José Landaburu, secretaria general de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE).

El secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, preguntado sobre la caída de autónomos en el comercio en julio, dijo que se identifica un “trasvase” del régimen autónomo al general. “Se recupera un tipo de empleo que en puridad es empleo asalariado. Eso no es una mala noticia”. Pérez Rey también viene señalando a la afloración de falsos autónomos como uno de los fenómenos que ralentiza la evolución del número de empleados por cuenta propia.

Via: El País